Tema: Marruecos
Categoría: Noticias
Marruecos ha expulsado de su territorio a más de 20 periodistas españoles en las últimas tres semanas, pese a viajar al país vecino como turistas. El polémico veto, como represalia por la cobertura informativa de la represión marroquí en el campamento saharaui de El Aaiún, en el Sáhara Occidental, ha llegado al extremo de impedir la entrada a empleados del sector de la comunicación, aunque no sean informadores y viajen por motivos no profesionales.
Las últimas víctimas de esta orden no publicada del Ministerio del Interior marroquí han sido David Collantes, periodista de COMRàdio, y Nadia Álvarez, empleada de Box Publicidad, del Grupo Prisa, editora de El País. El sábado, les conminaron a regresar de inmediato a España tras aterrizar en Marraquech.
Collantes fue obligado a tomar el mismo avión de Vueling con el que llegó procedente de Barcelona. Los policías que le interrogaron le expulsaron porque, según le dijeron, "los periodistas no pueden entrar en Marruecos por decisión policial", recordó ayer. Un agente de paisano le acompañó hasta el embarque y, ante sus gritos de protesta, le aconsejó que "no montara un escándalo". Su mujer, que recibió "amenazas indirectas", tuvo que quedarse en tierra.
Collantes, que planeaba disfrutar de cinco días en Marruecos, todavía no se lo cree: "Quizás pequé de ingenuo al declarar mi profesión, pero no creía que se pudiera llegar a este extremo", declaró. En contacto con el consulado español en Casablanca, explica, "nos dijeron que no éramos los primeros, ni tampoco seríamos los últimos. Me pareció alucinante", insiste. Al llegar a Barcelona, "para más inri", tuvo que gestionar él mismo el regreso de su mujer, al día siguiente, con un vuelo de Royal Air Marroc, el único disponible.
Desde el 28 de noviembre, cuando trascendió la primera expulsión, la de Guillermo Sanz, colaborador de El Norte de Castilla, han pasado por el mismo trance una veintena de periodistas españoles. El día 3 les ocurrió a otros dos catalanes, Josan Ruiz, en Tánger, y Anna Ramon, también en Marraquech. Un colaborador de un diario del sur de España, con familia en el norte de Marruecos, tuvo que trasladar a su mujer y a sus hijos a Ceuta para poder visitarles.
La FAPE divulgó el pasado día 4 una recomendación a los periodistas españoles de no viajar a Marruecos, y pidió más implicación del Gobierno español para resolver el conflicto. Hasta ahora, el Ministerio de Asuntos Exteriores no ha publicado ningún aviso oficial al respecto.
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Marruecos ha expulsado de su territorio a más de 20 periodistas españoles en las últimas tres semanas, pese a viajar al país vecino como turistas. El polémico veto, como represalia por la cobertura informativa de la represión marroquí en el campamento saharaui de El Aaiún, en el Sáhara Occidental, ha llegado al extremo de impedir la entrada a empleados del sector de la comunicación, aunque no sean informadores y viajen por motivos no profesionales.
Las últimas víctimas de esta orden no publicada del Ministerio del Interior marroquí han sido David Collantes, periodista de COMRàdio, y Nadia Álvarez, empleada de Box Publicidad, del Grupo Prisa, editora de El País. El sábado, les conminaron a regresar de inmediato a España tras aterrizar en Marraquech.
Collantes fue obligado a tomar el mismo avión de Vueling con el que llegó procedente de Barcelona. Los policías que le interrogaron le expulsaron porque, según le dijeron, "los periodistas no pueden entrar en Marruecos por decisión policial", recordó ayer. Un agente de paisano le acompañó hasta el embarque y, ante sus gritos de protesta, le aconsejó que "no montara un escándalo". Su mujer, que recibió "amenazas indirectas", tuvo que quedarse en tierra.
Collantes, que planeaba disfrutar de cinco días en Marruecos, todavía no se lo cree: "Quizás pequé de ingenuo al declarar mi profesión, pero no creía que se pudiera llegar a este extremo", declaró. En contacto con el consulado español en Casablanca, explica, "nos dijeron que no éramos los primeros, ni tampoco seríamos los últimos. Me pareció alucinante", insiste. Al llegar a Barcelona, "para más inri", tuvo que gestionar él mismo el regreso de su mujer, al día siguiente, con un vuelo de Royal Air Marroc, el único disponible.
Desde el 28 de noviembre, cuando trascendió la primera expulsión, la de Guillermo Sanz, colaborador de El Norte de Castilla, han pasado por el mismo trance una veintena de periodistas españoles. El día 3 les ocurrió a otros dos catalanes, Josan Ruiz, en Tánger, y Anna Ramon, también en Marraquech. Un colaborador de un diario del sur de España, con familia en el norte de Marruecos, tuvo que trasladar a su mujer y a sus hijos a Ceuta para poder visitarles.
La FAPE divulgó el pasado día 4 una recomendación a los periodistas españoles de no viajar a Marruecos, y pidió más implicación del Gobierno español para resolver el conflicto. Hasta ahora, el Ministerio de Asuntos Exteriores no ha publicado ningún aviso oficial al respecto.
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